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(CNN) — Todos tenemos un vecino alocado, aunque algunas veces no nos demos cuenta de ello.

La Tierra tiene por vecino a uno de los chicos más grandes del barrio, que de hecho es enorme. Este chico es un poco inestable, y tiene un historial de hacer cosas difíciles de entender. Siempre está envuelto en sorprendentes colores y tiene un hermano un poco molesto, que lo acompaña de vez en cuando.

Nuestro vecino es una estrella aproximadamente 120 veces más grande que nuestro Sol y vive relativamente cerca de nosotros (aproximadamente a 7,500 años luz de distancia). Tiene el nombre de Eta Carinae y posiblemente es el objeto más estudiado fuera de nuestro sistema solar.

Eta es famosa principalmente por su misterioso berrinche de proporciones astronómicas que sacudió a la galaxia a mitad del siglo XIX. El berrinche, llamado gran erupción, encendió a Eta sólo durante unos cuantos años para convertirla en una de las estrellas más brillantes en el cielo nocturno antes de que se apagara drásticamente, debido a razones desconocidas.

Eta sólo es una de las dos enormes erupciones conocidas en nuestra galaxia en los últimos 1,000 años. (La otra es P Cygni, que se observó por primera vez en el siglo XVII).

Ahora, los científicos del Space Telescope Science Institute en Maryland aprendieron algo nuevo sobre Eta, y presentaron los detalles en su estudio publicado en la revista de ciencia Nature.

El equipo dirigido por Armin Rest dice que identificó por primera vez pequeños ecos de luz de la gran erupción.

Los ecos de luz que son una especie de huellas, ofrecen datos científicos directos de este fenómeno, dice Rest. Y ponen en duda una popular teoría sobre la causa de la gran erupción.

Aprender más acerca de lo que irrita a Eta podría ayudarnos a conocer más cosas sobre la evolución de las estrellas y la formación de los elementos básicos del universo.

Eta, tiene cientos de miles de años de antigüedad y está cerca del final de su vida. Es mucho más joven que nuestro Sol de 5,000 millones de años, que se espera que continúe durante otros 5,000 millones de años. Pero Eta es tan grande que está quemando su combustible mucho más rápido que las estrellas más pequeñas.

De hecho, Eta podría explotar mañana y convertirse en una supernova, o podría hacerlo en cualquier momento durante el próximo millón de años, dice Rest. Cuando eso suceda la enorme explosión se podrá ver en la Tierra durante el día. Pero no te preocupes, posiblemente no tenga ningún otro efecto.

Las teorías sobre la gran erupción muestran los límites de la disminución de la temperatura de Eta en el momento que ocurrió. Pero los datos de los ecos de luz muestran que su superficie es miles de veces más fría de lo que se esperaba, 8,450 grados Farenheit (4,677 grados Celsius), en lugar de los 12,140 grados Farenheit (6,899 grados Celsius) que se pronosticaban. Esto pone en duda a la teoría de la gran erupción que es ampliamente aceptada.

Esa teoría afirma que el aumento de la presión dentro de la estrella hizo que explotara una parte de su superficie y dejó escapar una alucinante cantidad de luz. Ahora, “al parecer debe haber algo más” detrás de la erupción, dice Rest, “y realmente no está claro lo que es”.

La enorme a expulsión de material de la gran erupción envolvió a la estrella en un espectacular velo gaseoso llamado nebulosa del homúnculo. Puede ser muy bello para ver, pero se interpone en el camino de los científicos que intentan aprender más sobre Eta y su pequeña hermana, una estrella que orbita descubierta en 2005.

Es “pequeña”, dice Rest, comparando a la estrella que la acompaña con una mosca que se para en la nariz de una persona. Pero dice que “está muy convencido que tiene algo que ver con la gran erupción”.

Así que cuando piensas en eso, es muy sorprendente darse cuenta que los ecos de luz que todavía pueden revelar algo que sucedió hace casi 170 años. ¿Cómo funciona?

“Estos ecos de luz no son fáciles de encontrar”, dice Rest, pero basados en el color, la dirección, el movimiento y otros factores, pueden identificarse. Básicamente, es luz de la gran erupción que ha rebotado en el gas, el polvo y en otras partículas durante todos esos años.

Una parte de la luz nos llega después de rebotar en el polvo ubicado detrás de Eta, la cual ofrece una oportunidad para estudiar su parte trasera, por así decirlo.

Antes de que toparse con la luz de Eta hace un año, Rest tenía muchas dudas de encontrar rastros de esta antigua erupción. Normalmente estudia ecos de luz de supernovas, las cuales son muy brillantes. “Tenía una hora (libre) al final de la noche y pensé, “no pude hacer daño, echemos un vistazo’”.

“Probablemente ni siquiera estén allí”, recuerda que pensó. Pero después de observar la cuarta y quinta imagen, se dio cuenta que sus expectativas estaban equivocadas.

“Dije, Dios mío,¡eso es un eco de luz! He visto muchos de ellos antes, así que normalmente puedo reconocerlos muy bien”, recuerda Rest. “Estaba sorprendido, realmente estaba sorprendido”.

El descubrimiento abrió una puerta para que Rest realice más investigaciones de los ecos de luz de Eta Carinae, tal vez llene otros espacios que hay sobre la Gran Erupción y tal vez ayude a resolver uno de los misterios más desconcertantes de la astronomía”.